Unidad Diseño

Diseño urbano El Zócalo

Pocos concursos en los últimos años despertaron la expectación de éste, convocado por el primer jefe de gobierno democráticamente electo en la historia de la Ciudad de México, como una espectacular acción positiva de su administración para dar a la plaza más importante del país una nueva fisonomía, reflejo de los mejores tiempos en que vivíamos entonces. Con un enorme entusiasmo y muy motivados por la dimensión del reto, en la oficina conformamos un grupo multidisciplinar para estudiar a profundidad las soluciones a proponer. Llevamos a cabo en la plaza y su entorno análisis de morfología urbana, de vialidades, de invariantes estilísticos en fachadas, de arbolado, de monumentos, de flujos vehiculares y peatonales, de equipamiento y desde luego de la historia del lugar desde los tiempos prehispánicos hasta nuestros días.

Nuestra propuesta consistió en plantear un gran cuadrado húmedo, cuyo lado tuviera la dimensión de las fachadas de la Catedral y el Sagrario, que permitiría una gran diversidad de usos, desde convertirse en plaza seca, hasta un espejo de agua, pasando por combinaciones de juegos de agua como se aprecian en los diagramas.

Esta evocación del origen lacustre de nuestra ciudad, y el planteamiento de crear un corredor gastronómico y de cafeterías en el flanco poniente de la plaza a la sombra de tres hileras de jacarandas, para el gozo de la estética de la mejor edificación colonial en América, -la Catedral Metropolitana- y el diseño de un pavimento de concreto con agregado de las canteras de Oaxaca, consiguieron que nuestro proyecto quedara entre los 15 elegidos para ser desarrollado para la etapa final.